Más de alguna vez un alumno me ha preguntado esto, pensando
que sólo puede ver sus avances en el tablero exclusivamente con las
victorias. Existe también una especie de negación del subconsciente para
aceptar los errores de una mala partida y aquellas pasan rápidamente al olvido.
Típico es el caso del estudiante que no quiere mostrar a su entrenador una
partida específica que ha perdido de manera estrepitosa porque
califica sus jugadas como errores infantiles, negándose al mismo tiempo a aceptarlos.
El ajedrez tiene una ventaja única en comparación a otras
disciplinas deportivas ya que se puede llevar un registro de todo lo que va
sucediendo en el tablero mediante la anotación de las jugadas, siendo esto una
norma obligatoria en las competencias oficiales de la Federación Internacional
de Ajedrez. De esta manera, el jugador de torneo puede repasar posteriormente en
casa la partida con ayuda de algún programa informático, o bien analizarla con
alguien de mayor nivel que le indique los errores. Si comparáramos esto con
otros deportes como por ejemplo el fútbol podría ser el equivalente a tener varias cámaras
grabando toda la cancha durante un partido para después poder repasar en una
pantalla gigante en cámara lenta lo que hacía cada jugador en todo momento, ver
en detalle cada patada al balón o maniobra táctica para llegar al arco
contrario.
Un buen camino para progresar en ajedrez es analizar los
fallos que se cometen durante partidas de competición con el propósito de no
volver a repetirlos en el futuro. Al respecto el ex-campeón mundial Botvinnik
señalaba que se aprendía más de una partida perdida que de 100 ganadas. Muchos
entrenadores entienden bien esto, recomendando a sus alumnos que siempre cuando
se pierda una partida de torneo se le pregunte al rival en qué se equivocó. Es
una muestra de humildad y además probablemente el ganador, contento
con el resultado, le indicará alguna variante o consejo, transformando la
experiencia adversa en una situación provechosa para el progreso ajedrecístico.
1 comentario:
Excelente maestro. ¡Sigue así!
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